En Alicia en el País de las Maravillas, Alicia se encuentra perdida y confundida, sin saber qué camino tomar. Se encuentra con el Gato de Cheshire y le pregunta:
“¿Me podrías decir, por favor, qué camino debo tomar desde aquí?”El gato responde:
“Eso depende en gran parte de a dónde quieres llegar.”“No me importa mucho a dónde—”, dice Alicia.
“Entonces no importa qué camino tomes,” responde el gato.
Esta corta conversación revela una gran verdad: si no sabes a dónde quieres llegar, cualquier camino será suficiente.
Pero si sí sabes a dónde quieres ir, puedes elegir un camino que realmente te lleve allí.
Nosotros no estamos en la tierra para vagar sin rumbo. Tenemos un propósito divino: volver a vivir con Dios, crecer espiritualmente y bendecir a otros en el camino. Tener metas a largo plazo alineadas con ese propósito es esencial para encontrar el verdadero éxito y la felicidad.
Causa y Efecto: ¿Por Qué Son Tan Importantes las Metas?
En 2 Nefi 2:14, el profeta Lehi enseña un principio fundamental:
“Hay un Dios, y él ha creado todas las cosas… tanto las cosas que actúan como aquellas sobre las cuales se actúa..”
Fuiste creado para actuar. No fuiste creado para simplemente dejar que la vida actúe sobre ti.
Sin metas claras, podemos volvernos pasivos, reaccionando solo a lo que ocurre a nuestro alrededor. Pero cuando sabemos hacia dónde queremos ir—y más importante, hacia dónde Dios quiere que vayamos—podemos vivir proactivamente.
Las metas a largo plazo nos convierten en agentes que actúan, en lugar de que la cosas actúan sobre nosotros.
La Educación: Clave para Vivir Proactivamente
Una de las mejores formas de actuar en lugar de que la cosas actúan sobre nosotros es buscar la educación. Tanto la educación espiritual como la educación secular son esenciales para alcanzar nuestro potencial divino.
La educación espiritual—como estudiar las Escrituras, asistir al seminario, ir a la iglesia y orar diariamente—nos enseña a reconocer la voz del Señor y entender Su voluntad. Fortalece nuestra habilidad de elegir correctamente y ver la verdad en medio de la confusión del mundo.
La educación secular—estudiar en la escuela, desarrollar talentos, aprender habilidades—también es crucial. Aprender matemáticas, ciencias, arte, tecnología o un oficio nos prepara para sostenernos, servir a nuestras comunidades y contribuir al reino de Dios de maneras que no podríamos de otra forma.
El Señor enseñó:
“Buscad palabras de sabiduría de los mejores libros; buscad conocimiento, tanto por el estudio como por la fe.” (Doctrina y Convenios 88:118)
Cuando buscamos la educación con propósito, estamos preparándonos para cumplir nuestra misión divina.
La educación no es solo para conseguir un buen trabajo; es para obtener poder para servir y construir el Reino del Señor.
La Declaración de Misión del Salvador—y la Nuestra
Incluso Jesucristo tiene una declaración de misión clara. En Moisés 1:39, Él declara:
“Porque he aquí, esta es mi obra y mi gloria: llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre.”
Su meta dirige todo lo que hace.
En las Escrituras vemos otros ejemplos de profetas que también tenían declaraciones claras de misión:
- Nefi enseñó en 2 Nefi 25:26: “Hablamos de Cristo, nos regocijamos en Cristo, predicamos de Cristo, profetizamos de Cristo… para que nuestros hijos sepan a qué fuente deben acudir para la remisión de sus pecados.”
- Alma expresó en Alma 29:1–2: “¡Oh, si fuese yo un ángel… para clamar arrepentimiento a todo pueblo!… para que no hubiese más dolor sobre la faz de la tierra.”
Estos profetas entendieron su propósito. Vivieron con enfoque, guiados por su misión.
¿Por Qué Necesitas Tu Propia Declaración de Misión?
Si el Salvador y sus profetas tienen una misión clara, nosotros también debemos tenerla.
Una declaración personal de misión te ayuda a:
- Enfocar tus decisiones diarias
- Mantener la motivación en tiempos difíciles
- Proteger tu camino espiritual
Cuando sabes quién quieres ser, es más fácil decir “sí” a lo bueno y “no” a las distracciones.
Metas Activas Traen Crecimiento Eterno
Tener una meta grande es poderoso, pero también necesitamos metas pequeñas y accionables que nos lleven a ella.
Por ejemplo, si tu misión es: “Quiero prepararme para entrar al templo y servir al Señor”, podrías establecer estas metas:
- Leer el Libro de Mormón cada día.
- Asistir al seminario con intención.
- Santificar el Día de Reposo.
- Hablar con tu obispo para prepararte para una misión.
Los pequeños pasos, consistentes, traen grandes milagros.
El presidente Russell M. Nelson enseñó:
“Al Señor le encanta el esfuerzo porque el esfuerzo trae recompensas que no se pueden obtener de otra manera.”
Servir al Señor con Mayor Poder
Cuando entiendes tu propósito divino y trabajas activamente para alcanzarlo, puedes servir al Señor con más poder.
Alma no deseaba predicar solo porque era su deber; lo hacía por amor. Su deseo ardía dentro de su alma. Así también nosotros podemos servir con mayor gozo y propósito cuando actuamos de acuerdo a nuestra misión personal.
¿Qué Puedes Hacer Hoy?
- Ora por visión. Pide a tu Padre Celestial que te ayude a ver tu propósito.
- Escribe tu declaración de misión. Reflexiona sobre el discípulo que quieres llegar a ser.
- Establece 2–3 metas de acción. Comienza esta semana con pasos pequeños que te acerquen a tu misión.
No estás aquí por casualidad. Fuiste enviado a esta época por una razón especial. Dios tiene un plan para ti.
Recuerda la lección del Gato de Cheshire:
Si no sabes a dónde quieres ir, cualquier camino servirá.
Pero tú sí sabes.
Sabes que quieres regresar a tu Padre Celestial. Sabes que quieres ser como Cristo. Sabes que quieres marcar la diferencia.
Entonces elige tu camino. Establece tus metas. Actúa con fe.
Fuiste creado para actuar, no para que la cosas actúen sobre ti.