En la lección de hoy hablamos de la Santa Cena y porquè se lo estableció el Señor. Encontramos la història en Mateo 26: 26-29.
26 Y mientras comían, tomó Jesús el pan, y lo bendijo, y lo partió y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo.
27 Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos;
28 porque esto es mi sangre del nuevo convenio, que por muchos es derramada para remisión de los pecados
La palabra sacramento proviene del latín sacramentum, con el cual en las traducciones más tempranas del griego al latín se buscó traducir el griego mystērion (μυστήριον).
Morfológicamente, sacramentum es una derivación del verbo sacrare (‘hacer santo’) mediante el sufijo denominalizador -mentum (instrumental, “medio para”), esto es, sacramentum equivale gramaticalmente a ‘instrumento para hacer santo’.
En cuanto a mystērion, refiere a lo que hoy en día llamamos con la palabra ‘misterio’ o con ‘místico’. El griego bíblico, hace referencia a “lo que, estando fuera de la comprensión natural, puede ser conocido solo por revelación divina”.
A travès de la etimología podemos entender mejor el propósito de la Santa Cena. Son dos propòsitos. Primero, es un instrumento para hacernos santos. Segundo, nos permite entender lo que sòlo se puede entender por revelaciòn divina.
Nota la diferencia en las dos oraciones.
Oh Dios, Padre Eterno, en el nombre de Jesucristo, tu Hijo, te pedimos que bendigas y santifiques | Oh Dios, Padre Eterno, en el nombre de Jesucristo, tu Hijo, te pedimos que bendigas y santifiques | |
este pan para las almas de todos los que participen de él, | esta agua para las almas de todos los que la beban, | |
para que lo coman en memoria del cuerpo de tu Hijo, | para que lo hagan en memoria de la sangre de tu Hijo, que por ellos se derramó; | |
y testifiquen ante ti, oh Dios, Padre Eterno | para que testifiquen ante ti, oh Dios, Padre Eterno, | |
que están dispuestos a tomar sobre sí el nombre de tu Hijo, y a recordarle siempre, y a guardar sus mandamientos que él les ha dado, | que siempre se acuerdan de él, | Vease 1.1 |
para que siempre puedan tener su Espíritu consigo. Amén. | para que puedan tener su Espíritu consigo. Amén. |
1.1 que estàn dispuestos
Cuando nos detenemos y pensamos acerca de las diversas ordenanzas realizadas dentro de la Iglesia de Jesucristo de los Santo de los Ultimos Dìas, sòlo unas pocas requieren dos oraciones o bendiciones. Bautismo, confirmación, ordenación al sacerdocio, bendición de un bebé, dedicación de una tumba: todo esto implica sòlo una oración, bendición o conjunto de palabras.
Presidente Dallin H. Oaks explicò:
“Es significativo que cuando participamos de la Santa Cena no somos testigos de que tomamos sobre nosotros el nombre de Jesucristo. Somos testigos de que estamos dispuestos a hacerlo. El hecho de que sòlo seamos testigos de nuestra buena disposición sugiere que algo más debe suceder antes de que tomemos ese nombre sagrado sobre nosotros en el sentido más importante.
“¿Qué evento o eventos futuros podría contemplar este pacto? Las Escrituras sugieren dos posibilidades sagradas, una concerniente a la autoridad de Dios, especialmente como se ejerce en los templos, y la otra, estrechamente relacionada, concerniente a la exaltación en el reino celestial “.
Tomando sobre nosotros el nombre de Cristo, abril de 1985 Conferencia general, énfasis añadido
Las dos oraciones, entonces, sirven de preparación y de convenio. Este principio fue mostrado por Alma en Mosiah 18
8 Y aconteció que les dijo: He aquí las aguas de Mormón (porque así se llamaban); y ya que deseáis entrar en el redilde Dios y ser llamados su pueblo, y estáis dispuestos a llevar las cargas los unos de los otros para que sean ligeras;
9 sí, y estáis dispuestos a llorar con los que lloran; sí, y a consolar a los que necesitan de consuelo, y ser testigos de Dios en todo tiempo, y en todas las cosas y en todo lugar en que estuvieseis, aun hasta la muerte, para que seáis redimidos por Dios, y seáis contados con los de la primera resurrección, para que tengáis vida eterna;El Libros de Mormon; Mosiah 18:8-10
10 os digo ahora, si este es el deseo de vuestros corazones, ¿qué os impide ser bautizados en el nombre del Señor, como testimonio ante él de que habéis concertado un convenio con él de que lo serviréis y guardaréis sus mandamientos, para que él derrame su Espíritu más abundantemente sobre vosotros?
En las escrituras, un pacto es una relación basada en compromisos mutuos. Por lo general, implica promesas, obligaciones y rituales. Los términos testamento y pacto pueden usarse indistintamente, aunque el pacto tiende a usarse para la relación entre los nosotros y Dios.
El convenio que ejercimos con Dios en la primera oración es de estar dispuestos a:
- Tomar sobre nosotros el nombre de Cristo
- Recordarle siempre
- Guardar Sus mandamientos
En cambio El promete darnos Su Espíritu para guiarnos a cosas mayores. El profeta Moroni enseñò este principio
31 Y el oficio de su ministerio es llamar a los hombres al arrepentimiento; y cumplir y llevar a efecto la obra de los convenios del Padre, los cuales él ha hecho con los hijos de los hombres; y preparar la vía entre los hijos de los hombres, declarando la palabra de Cristo a los vasos escogidos del Señor, para que den testimonio de él.
32 Y obrando de este modo, el Señor Dios prepara la senda para que el resto de los hombres tengan fe en Cristo, a fin de que el Espíritu Santo tenga cabida en sus corazones, según su poder; y de este modo el Padre lleva a efecto los convenios que ha hecho con los hijos de los hombres.
En otras palabras, hay una preparación antes de recibir los convenios. La primera oración en la Santa Cena, entonces, es para prepararnos para recibir el convenio mayor que se cumplan por el Espíritu Santo.
La segunda parte es actuar. La disposición se convierte en acción. La petición y promesa en la segunda oración de acordarnos de El para tener su Espíritu es para recibir revelación constante para poder cumplir con los mandatos del Padre.
La Santa Cena, por lo tanto, es un instrumento para hacernos santos. Es la vía por la cual podemos entender lo que, estando fuera de la comprensión natural, puede ser conocido por revelación divina. Mientras somos dignos de participar en la Santa Cena cada semana, somos dignos de revelación y de los dones del Espíritu